
E.H. Langlois, Seductive Death, 1852
Preparar un programa es emocionante, elegimos tema, empezamos a tirar del hilo y recopilar información y cuando nos queremos dar cuenta tenemos más material compilado del que cabe en uno o dos programas, por lo que algunas historias y muchos comentarios y referencias se nos quedan fuera. Esa es una de las ideas que nos llevó a crear esta web, un espacio para compartir todo ese material «extra» con vosotros, más allá de los límites de la radio.
Cuando preparábamos el especial historias para Samhain del año pasado, la Leyenda del Pas de la Guineu (Paso del Zorro) fue una de las que no pudimos incluir, a pesar de tenerle especial cariño porque se trata de una historia de jovencitas rebeldes que procede de la tradición oral familiar de tiempos de los abuelos de nuestros abuelos, que recuerda bastante la balada de Leonor, escrita en 1773 Gottfried August Bürger, que sí leímos en el programa. Otra curiosidad de esta historia es que, al contrario que la mayoría de historias de este tipo, el encuentro con los seres de otro mundo tiene lugar a mediados de agosto, en tiempo de cosechas, y el tradicional lugar de encuentro – la encrucijada – se sustituye por otro tramo característico de los caminos: un paso estrecho.
Para los que no la conozcan, Badalona es una ciudad que colinda con Barcelona. Debido a la expansión industrial, no suele asociarse con leyendas tradicionales, pero se trata en realidad de una antigua ciudad de origen romano, que guarda aún sus rincones encantados. Antiguamente, para entrar a Badalona desde la montaña, había una única vía que cruzaba espesos bosques. El llamado Pas de la Guineu, estaba formado por altos muros de piedra antigua a lado y lado del camino, era un lugar peligroso, estrecho y sombrío, del que se contaban muchas leyendas siniestras. Se decía que era el camino del Diablo, y nadie se atrevía a pasar por allí durante las horas oscuras.
La víspera de la Mare de Déu d’Agost (Asunción de María, 15 de agosto), se celebraba con bailes en la villa de Badalona. En un caserón de la zona, una joven ardía en deseos de acudir al baile, ya que se había citado con su prometido. Sin embargo, temiendo al peligro del ataque de bandoleros o animales salvajes, su madre le negó el permiso. Se enzarzaron entonces en una discusión, la madre la abofeteó y ella, llena de odio, le gritó: ¡Iré a ese al baile, así tenga que ir sola, o acompañada el Maligno!
Resuelta a cumplir su voluntad, cuando la familia se retiró a dormir, la joven se levantó de la cama, se engalanó para el baile, y escapó decidida por una ventana. A medida que se adentraba en el camino, sin embargo, le asaltaron las dudas, le parecía ver a cada instante seres infernales rodeándolo y oír pasos que la seguían. Temiendo la maldad de su propio juramento, quiso desandar el camino recorrido y hallarse de nuevo segura en casa, pero se había alejado ya demasiado. Su imaginación desbordada convertía en monstruos a los mismos árboles, sin embargo, al llegar al Paso del Zorro pudo ver con nitidez cómo una figura imponente se acercaba a ella y, surgiendo de la oscuridad, un caballero le ofreció el brazo para acompañarla en el camino. Por encima del educado gesto, los ojos del caballero eran como brasas encendidas, y clavaban en los de la joven la misma mirada del gavilán que observa a la presa. Paralizada por el espanto, no pudo ni siquiera gritar, pero se oyó entonces la voz del campanario e invocó la protección de María. Desapareció entonces del camino el oscuro Ser, sin embargo la horrible visión arraigó en el corazón de la joven, doblegando sus fuerzas, hasta terminar con su vida poco después de aquel encuentro.
En otras versiones de la leyenda, como la recopilada por Joan de Déu Prats en «Llegendes de Barcelona» (Abadía de Montserrat, 2007), ante la negativa paterna la joven no suelta ningún juramento sacrílego y se va a dormir, pero un joven apuesto llega a su balcón y la convence de escapar al baile. Al llegar al Pas de la Guineu se transforma en el Diablo, y ella muere allí mismo del susto, donde horas después la encuentran los jóvenes que vuelven de la villa.
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